Nacidos en tiempos difíciles

Aunque deberíamos, no nos sentimos apenas orgullosos u honrados de haber nacido en nuestro momento; tiempos de cambio de marchas, de acelerar sin dudar dejando una profunda humareda detrás; tiempos de bonanza material, siempre en el bando correcto, claro, en un espacio idóneo, libres -de ausencia, no de libertad- de guerras, de hambrunas y pestes. Nacimos sobre el tobogán.

Y sin embargo, o muy a pesar, nos libramos o nos perdimos la subida a la cima, no arrancamos cada paso a cada peldaño con nuestro esfuerzo, no sudamos ese gran premio que se deleita en la cúspide del tobogán. Así que allí nacimos, en la mejor posición, sin echar nada en falta pero vacíos por dentro, perdidos.

Delante de la rampa, un acelerado sinsentido difícil de apreciar, detrás, las escaleras, y una respuesta obvia: a dejarse llevar. No obstante, antes sería bueno bajar las escaleras y volver a subirlas.

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