La Aurora

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados:
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.


1 comentario:

  1. Asesinado por el cielo,
    entre las formas que van hacia la sierpe
    y las formas que buscan el cristal,
    dejaré crecer mis cabellos.

    Con el árbol de muñones que no canta
    y el niño con el blanco rostro de huevo.

    Con los animalitos de cabeza rota
    y el agua harapienta de los pies secos.

    Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
    y mariposa ahogada en el tintero.

    Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
    ¡Asesinado por el cielo!



    (vols q et deixi el llibre? si volguéssis te'l porto demà...no se pq aquest poema m'ha recordat el teu menjador, les cortines lleugerament vaporoses, la lluna enorme, i els edificis retallant el cel taronja de la zona franca; gaudint un magnífic massatge d'esquena per les teves mans, dins un fortí de matalassos, mirant al cel i desitjant viure encara més...)

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